Las palabras me dominan, me invaden llenas de color e imaginación.
No hay manera que las pueda dejar quietas. Van y vienen en mi mente buscando un hueco por donde salir.
Y salen, y vuelan y se alejan para intentar tener un objetivo, un fin.
Son una parte importante de mi ser y sin ellas yo no sería yo.

31 enero 2010

Just a walk

Recorren el bosque al amanecer como queriendo descubrir ese lugar que sea distinto. La tenue luz del sol de verano se filtra entre las hojas de los árboles empezando a calentar el lugar. Pero en sus cuerpos ya hay suficiente calor deseoso de ser consumido.
Un claro al costado del río se presenta imponente ante sus ojos. Una fuerza inexplicable invade sus cuerpos, fluyendo por sus venas.
La atracción es inmediata, irresistible. Sus labios se encuentran y queman. Queman en cada beso que se dan de pie frente a ese río que los ayudará a saciar su sed.
Las manos de él, fuertes y majestuosas, la toman por la cintura, atrayéndola a su cuerpo, pegándola a su ser. Mordiéndole el cuello le quita la remera dejando al descubierto sus senos que pronto se apoyan en el pecho de él.
Suaves suspiros, incipientes de placer, se escuchan en esa nada en medio del paraíso.
Las manos de ella, delicadas, recorren la nuca de su compañero, bajan por su espalda para llegar a la cintura, presa del cinturón masculino, que hábilmente se abre entre sus dedos.
No es el sol lo que calienta sus cuerpos; es el deseo, el placer que pronto van a conocer. Despojados de la ropa hacen de ese pedazo de tierra su Eden.
Sus cuerpos bronceados se entrelazan con manos, bocas, lenguas. Sus cuerpos buscan, en medio de la nada, encajar perfectamente para estallar.
La virilidad se abre paso entre la femeneidad cada vez un poco más adentro. Es suave, es húmedo, es pasional.
Los lentos suspiros se convierten en gemidos que disparan puro placer. Adrenalina combinada con escalofríos invaden sus cuerpos a un ritno que hipnotiza.
Un ritmo que no cede, que por el contrario va en aumento, va acompasado por sus caderas.
Las puntas de los dedos de sus manos sienten el calor irradiar de ambos cuerpos, las bocas buscan donde más besar, donde más morder. Nuca, cuello, boca, hombros, pechos, cinturas y más lugares que ya descubrieron.
La pasión de sus cuerpos y mente llega al punto álgido.
Él dentro de ella se pone más duro. Ella, aferrada a la cintura de él con sus piernas, está cada vez más húmeda.
Y el climax los encuentra, los deja estallar al mismo tiempo.
Sus cuerpos se contraen, se aferran ante el éxtasis.
Y dejan que los invada.

09 enero 2010

Sentada en un rincón de su habitación, escuchando caer la lluvia, su mente se debate mientras sus manos escriben en un papel amarillo.Su mirada se pierde en la obscuridad de su lugar en consecuencia del día gris.
Pareciera que sus ojos nada dijeran pero su mente no deja de contar historias que su lápiz plasma en el amarillo papel.
Las situaciones internas y externas que vive la ponen en jaque, la ponen sobre la espada y la pared. Porque muy en el fondo, de algún modo, sabe que su esencia no está. 
Una parte de sí no lo cree, ¿cómo alguien podría perder su luz?
Pero ella no la ve, o tan sólo con suerte, no la reconce. Y se debate, mirando a un punto fijo, sentada en un rincón de su habitación.