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En un mundo ideal, diferente. En un mundo paralelo.
Ellos podrían estar juntos.
Podrían comenzar recorriendo cada centímetro de la cama,
desarmándola cada vez que se jugaran en ella.
Comenzarían como sendos amantes.
Deseosos.
Reconocerían y llevarían a cabo
sus más bajos instintos,
sus más secretas fantasías.
Y se amarían.
Y se abrazarían, fuertemente
hasta que ella pudiera sentir
que los brazos de él estarían por quebrarla, por partirla.
De felicidad.
De pasión.
En un viaje insospechado.
En un viaje que sólo ellos sabrían como recorrer.
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