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Sedúcela.
No quiere un príncipe azul.
Quiere un hombre.
Con sus errores y defectos,
pero capaz de aprender de ellos.
Un hombre que no entre en el
círculo vicioso de las relaciones.
Un hombre que no se quede estancado en sus logros.
Un hombre que la divierta.
Un hombre que le enseñe cosas nuevas,
en la vida,
en el juego,
en el amor,
en la cama,
en la cocina.
Un hombre que la deje libre con su ser pasional,
y la retenga para amarla y agasajarla.
Entiéndela.
A veces tanta presión puede dar miedo.
Sincérate.
No la enredes en cuestiones complejas.
Dícelo simple, dulce y al oído.
Pero no dejes de decírselo.
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